No se cuanto llevaba caminando y perdí la noción del tiempo

No se cuanto llevaba caminando y perdí la noción del tiempo

La tarde no invitaba al paseo, hacia calor, pero era uno de esos momentos que uno necesita perderse y emborracharse con sus pensamientos.

Tomé un camino cercano a casa, ese camino que me había preguntado muchas veces, a donde conduciría. Ayudado por un bastón de peregrino  y una riñonera de excursionista en la que puse una botellita de agua, la cartera y las llaves, comencé a andar.

El camino de tierra se metía a los pocos minutos entre árboles y se hacía más agradable, metido en mis pensamientos no atendía mucho al paisaje que se me iba mostrando. No sé cuanto llevaba caminando, perdí la noción del tiempo, me volvió al mundo un ruido extraño que  llamó mi atención y quise averiguar que o quién  lo provocaba. Llegaba de detrás de unos árboles, era como si un animal de tamaño respetable, estuviera atrapado entre ramas e intentara librarse, me acerqué con precaución y allí estabas, me quedé sorprendido, miraste hacia mi y me distes las buenas tardes.
Devolví tu saludo y te pregunté si me podías informar a donde llevaba el camino que yo estaba siguiendo. “el camino lleva a la ermita, está como a 4 km y un poco más adelante se empina el  camino, tardarás como 1 hora en llegar” la tarde ya caía y decidí dejarlo para otro día. Por mi gesto te distes cuenta que mi visita a la ermita la dejaba para otra ocasión y que me volvía al pueblo, recogiste tus herramientas que
utilizabas para recoger muestras de plantas y te pusiste a caminar junto a mí, camino del pueblo. Compartimos una charla muy amena, me informabas sobre el paisaje que se nos iba presentando y que había pasado totalmente desapercibido para mi,  momentos antes.

Llegamos al pueblo casi sin darme cuenta, justo a la entrada se encuentra el mesón “la sierra”, te ofrecí que me acompañaras a tomar un refresco. La terraza estaba recién baldeada, muy fresca y agradable, nos atendieron rápido y como siempre muy amablemente.

Entonces me percate que desde nuestro encuentro, la tarde se había convertido en uno de los momentos más agradables que recordaba, tan relajado
estaba que no había caído ni siquiera en presentarme y tampoco sabia tu nombre.
El momento era  especial. Cansado del paseo, una compañía agradable que acababa de conocer y que ni siquiera sabia su nombre, una terraza limpia y fresca, buen servicio, una bebida fría y llegué a la conclusión de que SIN LA HOSTELERÍA, NO PODRÍA EXISTIR LA FELICIDAD COMPLETA.

www.elmercadohostelero.com

www.bes3bes.com

@todohosteleria

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>