Los que ya pasamos de los 40, miramos con nostalgia nuestros años mozos y echamos (una mayoría) en falta, ese respeto que nos inculcaron hacia el resto de las personas en general y a los mayores en particular.
Es triste observar el comportamiento que se está implantado en nuestra sociedad, en lo que a las mínimas normas de convivencia se refiere. Estamos poniendo todo de nuestra parte, para convertir nuestra sociedad en un lugar incómodo para subsistir. Hemos convertido un agradable paseo, en una situación incomoda o estresante por situaciones escandalosas que nos cruzamos al caminar por nuestras calles. Comportamientos incívicos, gritos o mobiliario urbano destrozados, acompañan nuestros paseos. Y, por supuesto que no se nos ocurra llamar la atención a nadie y menos si son jóvenes (con excepciones por supuesto), pues la respuesta que nos darán, no será agradable.
El trato impersonal, va calando en nuestra sociedad. Sales a hacer gestiones y vuelves a casa convencido que eres un número. ¿Será por que cada vez más las personas que te atienden se sienten así?
¿Qué pasa con la hosteleria? ¿Acaso somos náufragos en una isla desierta en medio del océano? Salvo raras excepciones, en cualquier negocio de hosteleria, te reciben con un saludo y una sonrisa, se dirigen a ti con educación y respeto, durante tu estancia en el local se esmeran por que estés a gusto y se despiden con un “que tenga un buen día y esperamos volver a verle pronto por aquí”
No pierdo la esperanza de que a corto plazo, este trato se contagie al resto de la sociedad. Estamos muy necesitados de ello.
Ignacio Calvo